Educación infantil en Dinamarca: cómo es el sistema educativo

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La educación infantil en Dinamarca cubre desde que nacen hasta los 6 años. No es obligatoria, pero casi todas las familias apuntan a sus hijos porque se considera una parte fundamental del desarrollo de los peques. Más que enseñarles cosas académicas, el objetivo es que crezcan felices, seguros y aprendan a convivir con los demás.

Un sistema pensado para el niño

En lugar de forzar el aprendizaje desde pequeños, como pasa en otros países, en Dinamarca se apuesta por el juego, la curiosidad y el respeto al ritmo de cada niño. Lo importante es que ganen confianza, aprendan a relacionarse y empiecen a ser autónomos.

Las etapas según la edad

Aunque no es obligatorio, el sistema de educación infantil está muy bien organizado. Se divide en:

  • Guarderías (vuggestue): para niños de 0 a 3 años
  • Jardines de infancia (børnehave): de 3 a 6 años
  • Clase preescolar (børnehaveklasse): con 6 años, ya dentro del cole obligatorio

Cada etapa está pensada para adaptarse a lo que necesita el niño en ese momento, con espacios seguros y educadores preparados.

Educación para todos, no solo para quien puede pagarla

En Dinamarca se entiende que todos los niños tienen derecho a una educación infantil de calidad, sin importar cuánto ganen sus padres. Por eso, el Estado subvenciona gran parte del coste y muchos ayuntamientos dan ayudas para que las familias paguen menos.

Además, hay un control público para que los centros cumplan con ciertos estándares de calidad, lo que da tranquilidad a los padres.

Por qué funciona tan bien

La educación infantil en Dinamarca no es solo una ayuda para conciliar el trabajo con la crianza. Es una inversión en el futuro de los niños. Está demostrado que un buen inicio mejora mucho su bienestar, su manera de aprender y su relación con los demás. Por eso, este modelo es uno de los mejor valorados del mundo.

Etapas de la educación infantil en Dinamarca

La educación infantil en Dinamarca está muy bien organizada y se adapta a cada edad. Aunque no es obligatoria, casi todos los niños pasan por estas etapas, que les ayudan a crecer, aprender y prepararse poco a poco para empezar el cole con 6 años. Cada fase tiene su forma de funcionar, con personal cualificado y espacios pensados para los niños.

Guarderías (vuggestue): de 0 a 3 años

Las guarderías son el primer paso. Acogen a niños desde las 6 semanas hasta los 3 años. En esta etapa lo importante es que el niño se sienta seguro, bien atendido y pueda explorar a su ritmo. Se fomenta mucho el juego libre y la relación cercana con los adultos.

Los grupos son reducidos y hay bastante personal por niño, lo que permite una atención muy individualizada. Aquí no se busca que aprendan nada “académico”, sino que se desarrollen en lo emocional, lo físico y lo social.

Jardines de infancia (børnehave): de 3 a 6 años

A partir de los 3 años, los niños pasan al jardín de infancia. Es una etapa muy importante dentro de la educación infantil en Dinamarca porque aquí se refuerza la autonomía, la convivencia y el gusto por aprender jugando.

Se da mucha importancia al juego, tanto dentro como fuera, al contacto con la naturaleza y a la relación entre iguales. No se enseña a leer ni a escribir, pero los niños desarrollan habilidades clave: expresarse, escuchar, cooperar, resolver conflictos y tener curiosidad por el mundo.

Clase preescolar (børnehaveklasse): con 6 años

A los 6 años empieza la clase preescolar, que ya forma parte del cole obligatorio. Es un curso de transición, sin presión académica, que prepara a los niños para primaria.

Aunque están en el colegio, el enfoque sigue siendo muy práctico y cercano al juego. Se trabajan cosas como la creatividad, el trabajo en grupo, los hábitos y la confianza en uno mismo, más que los contenidos tradicionales.

Cómo funciona el sistema educativo danés para los más pequeños

El sistema de educación infantil en Dinamarca destaca por ser práctico, flexible y muy centrado en el bienestar del niño. Aunque cada centro tiene libertad para organizarse, todos siguen unas líneas comunes que garantizan calidad y una forma de trabajar bastante parecida en todo el país.

Horarios y calendario

Los centros infantiles suelen abrir de lunes a viernes, desde las 7:00 hasta las 17:00, aunque puede variar un poco según la zona. Esto permite a las familias organizarse bien con el trabajo y el día a día, sin agobios.

Muchos centros están abiertos casi todo el año, incluso en verano, salvo algunas semanas de cierre o festivos. No hay un calendario fijo como en primaria, lo que da bastante margen a las familias.

Qué hacen los niños en su rutina diaria

En la educación infantil en Dinamarca, los niños aprenden sobre todo jugando. No hay deberes, ni fichas, ni se les exige aprender a leer o escribir. Lo importante es que:

  • Jueguen y exploren a su ritmo
  • Se relacionen con otros niños
  • Aprendan a hacer cosas por sí mismos
  • Pasen tiempo al aire libre, aunque llueva o haga frío

Las actividades son muy variadas: juegos en grupo, canciones, cuentos, paseos por la naturaleza, tareas cotidianas como ayudar a poner la mesa o cuidar del huerto del centro. Todo tiene un sentido: que el niño gane seguridad, disfrute y aprenda sin darse cuenta.

Educadores bien formados y trato cercano

El personal que trabaja en los centros está muy bien preparado. La mayoría son educadores con formación específica en infancia, y además suelen contar con apoyo de otros profesionales como psicólogos o trabajadores sociales si hace falta.

La relación adulto-niño es muy cercana, porque los grupos son pequeños. Esto permite que los educadores conozcan bien a cada niño y puedan adaptarse a lo que necesita sin presiones ni comparaciones.

Diferencias clave con el sistema español

Comparar cómo es la educación infantil en Dinamarca con la de España ayuda a entender por qué el modelo danés está tan bien valorado. Aunque en los dos países se da importancia a la etapa infantil, hay varias diferencias claras en la forma de trabajar y en lo que se prioriza.

1. El juego como base frente al aprendizaje académico

En Dinamarca, el juego lo es todo. Es la manera principal de aprender durante los primeros años. No se enseña a leer ni a escribir hasta los 6 o 7 años, y no hay presión por aprender cosas antes de tiempo.

En España, aunque también se usan juegos, se empieza antes con las letras, los números y otros contenidos. Esto puede hacer que algunos niños sientan presión o vayan más rápido de lo que necesitan.

2. Mucho tiempo al aire libre

En Dinamarca los niños salen al exterior todos los días, aunque llueva o haga frío. Jugar fuera forma parte de la rutina diaria porque se considera bueno para su salud y su desarrollo.

En España, salir al patio o hacer actividades al aire libre depende más del clima, del centro o de los recursos que haya.

3. Más foco en lo emocional y social

Uno de los puntos fuertes de la educación infantil en Dinamarca es que se trabaja mucho cómo se sienten los niños, cómo se relacionan con los demás y cómo aprenden a convivir. No se les compara ni se les empuja a competir.

En España también se cuida esta parte, pero muchas veces se mezcla con objetivos académicos que quitan tiempo al desarrollo emocional.

4. Formación y reconocimiento del personal

En Dinamarca, los educadores infantiles tienen formación universitaria específica y están muy bien valorados. Además, los centros suelen contar con otros profesionales, como psicólogos, para atender mejor a cada niño.

En España hay buenos profesionales, pero la formación puede ser muy distinta según el puesto (técnico, grado universitario, magisterio) y no siempre se reconoce igual su labor.

5. Relación cercana con las familias

En ambos países se intenta contar con las familias, pero en Dinamarca esta relación es mucho más directa y de tú a tú. Los padres y madres participan, dan su opinión y tienen voz en las decisiones del centro.

Valores y enfoque pedagógico en Dinamarca

Uno de los puntos más fuertes de la educación infantil en Dinamarca es su forma de enseñar: todo gira en torno al bienestar del niño, su desarrollo emocional y su forma de aprender a través del juego, sin presiones y con mucho respeto.

Aprender jugando y a su ritmo

En Dinamarca se tiene muy claro que los niños aprenden mejor cuando están a gusto. Por eso, el juego libre, la curiosidad y el movimiento son lo más importante en esta etapa. No se les mete prisa para aprender a leer o escribir. Lo que se busca es que disfruten, exploren y descubran por sí mismos.

No hay deberes ni libros de texto. Todo se aprende a través de la experiencia, con actividades prácticas y cercanas.

Más autonomía desde pequeños

Los niños en Dinamarca aprenden a hacer muchas cosas por sí solos desde muy pronto: vestirse, ordenar sus cosas, servirse la comida o resolver conflictos sin que un adulto intervenga todo el tiempo. Se les anima a probar, a equivocarse y a volver a intentarlo.

Esto les da seguridad, les hace sentirse capaces y les enseña a tomar pequeñas decisiones.

Educación emocional y convivencia

Otro aspecto clave en la educación infantil en Dinamarca es el trabajo emocional. Los niños aprenden a identificar lo que sienten, a expresarlo y a ponerse en el lugar del otro. También a convivir en grupo, a compartir, a respetar turnos y a solucionar problemas sin gritos ni castigos.

Todo esto se trabaja con juegos, cuentos, canciones y el ejemplo de los educadores.

Mucho contacto con la naturaleza

Salir al aire libre es parte del día a día. Llueva, haga frío o sol, los niños pasan tiempo fuera todos los días. Juegan en el bosque, en el patio o en parques cercanos. Muchas escuelas tienen su propio jardín o huerto.

Este contacto con la naturaleza les ayuda a moverse más, a observar lo que les rodea y a cuidar del entorno.

Acceso y coste de la educación infantil en Dinamarca

Una de las cosas que hacen que la educación infantil en Dinamarca funcione tan bien es que está pensada para que llegue a todas las familias, sin importar su situación. El sistema es mayoritariamente público, con precios ajustados según lo que gana cada familia, y muy fácil de solicitar.

Cómo se consigue plaza

Para acceder a una guardería o jardín de infancia, las familias tienen que hacer la solicitud a través del ayuntamiento de su localidad. Lo habitual es elegir varios centros por orden de preferencia, y luego se asigna la plaza según la disponibilidad, la cercanía y la situación familiar.

Aunque no es obligatorio llevar a los niños, la mayoría empieza a ir a un centro infantil entre los 10 y los 12 meses. Dependiendo del sitio, puede haber algo de lista de espera, pero el objetivo es que todos los niños tengan plaza asegurada antes de cumplir un año.

Cuánto cuesta

La educación infantil en Dinamarca no es gratis del todo, pero sí está muy subvencionada por el Estado. Las familias pagan solo una parte del coste, y esa cantidad depende de lo que ingresen.

  • Por lo general, se paga entre 200 y 400 euros al mes por niño.
  • Si tienes más de un hijo en centros infantiles, el segundo suele tener descuento.
  • Las familias con menos ingresos, en paro o con situaciones especiales (como familias monoparentales), pueden pedir ayudas para pagar menos o incluso nada.

En algunos casos, el Estado cubre el 100 % del coste para que ningún niño se quede sin plaza por falta de dinero.

Tipos de centros: públicos y privados

Casi todos los centros son públicos o están gestionados por cooperativas con apoyo del gobierno. También hay centros privados, pero todos tienen que seguir unas normas mínimas marcadas por el Ministerio de Educación.

Los privados suelen tener un enfoque pedagógico concreto (como Montessori o Waldorf), pero no es necesario elegir uno privado para tener una plaza de calidad garantizada.

Ventajas y desafíos del modelo danés

La educación infantil en Dinamarca está considerada una de las mejores del mundo, lo que refuerza el interés en estudiar en Dinamarca en todos los niveles.

Ventajas más destacadas

1. El bienestar del niño va por delante

Todo está pensado para que los niños se sientan seguros, respetados y felices. No hay presión para que aprendan cosas antes de tiempo, y cada uno va a su ritmo.

2. Acceso fácil para todas las familias

Gracias a las ayudas públicas, casi todo el mundo puede llevar a sus hijos a un centro infantil, sin que el dinero sea un problema. Esto ayuda a que haya más igualdad y facilita la conciliación.

3. Educadores bien preparados y cercanos

El personal tiene formación específica y sabe bien cómo acompañar a los niños. Además, suelen trabajar en equipo con otros profesionales, como psicólogos o asistentes sociales, si hace falta.

4. Mucho contacto con la naturaleza

En Dinamarca los niños salen al exterior todos los días, aunque llueva o haga frío — algo que también puedes notar si pasas 4 días en Copenhague en familia.

5. Buen trato con las familias

Hay confianza entre los educadores y los padres. Se habla mucho, se comparte información y se escucha la opinión de las familias en el día a día.

Retos que todavía existen

1. Listas de espera en algunas zonas

En ciudades grandes o centros muy demandados puede que no haya plaza inmediata, aunque el objetivo es que todos los niños tengan sitio antes del año.

2. Diferencias entre municipios

Como los ayuntamientos gestionan los centros, no todos ofrecen lo mismo. Hay zonas con más recursos y otras con menos, y eso se nota.

3. Adaptación de familias extranjeras

Aunque el sistema es bastante inclusivo, algunas familias recién llegadas pueden sentirse algo perdidas al principio por el idioma o las diferencias culturales.

4. Falta puntual de personal

En algunos lugares, sobre todo rurales o en momentos de mucha demanda, cuesta encontrar suficientes educadores. Esto puede afectar a la calidad si no se gestiona bien.

Qué dice la investigación sobre el modelo danés

La educación infantil en Dinamarca no solo es muy bien valorada por las familias, sino que también está respaldada por muchos estudios y datos internacionales. Investigaciones académicas y comparativas europeas coinciden en que el modelo danés tiene beneficios reales y duraderos para el desarrollo de los niños.

Niños con más confianza y mejores habilidades sociales

Varios estudios han demostrado que los niños que crecen dentro del sistema danés tienen más seguridad en sí mismos, se relacionan mejor y aprenden a resolver conflictos desde pequeños. Esto está muy relacionado con su enfoque: mucho juego, libertad y respeto por el ritmo de cada niño.

Según la OCDE, este tipo de educación ayuda a que los niños lleguen a primaria más preparados emocionalmente y con ganas de aprender.

Menos estrés, más motivación

Al no haber exámenes, ni deberes, ni presión académica, los niños disfrutan más de ir al centro y aprenden sin agobios. Según el Ministerio de Educación de Dinamarca, los niños que han pasado por la etapa infantil con este enfoque llegan a primaria con más interés y menos rechazo escolar.

También hay estudios que relacionan este tipo de educación con una menor aparición de problemas de salud mental en la adolescencia.

Más igualdad desde los primeros años

Uno de los grandes aciertos del sistema es que ayuda a reducir desigualdades sociales desde la infancia. Según datos del Danish National Centre for Social Research, la calidad del sistema y el acceso universal permiten que todos los niños tengan las mismas oportunidades, sin importar el nivel económico o el entorno familiar.

Esto va muy en línea con lo que promueve la Unión Europea: una educación infantil que garantice igualdad para todos desde el principio.

Un modelo que otros países admiran

Organismos como UNICEF, la OCDE o el Foro Económico Mundial reconocen que Dinamarca es uno de los países con mejor sistema de educación y cuidado en la primera infancia. En los informes anuales como “Education at a Glance”, Dinamarca suele estar siempre entre los primeros puestos.

Consejos si estás pensando en llevar a tu hijo a una escuela infantil en Dinamarca

Si vives en Dinamarca o estás pensando en emigrar a Dinamarca con tu familia, te interesa saber cómo funciona la educación infantil en Dinamarca. Aunque es un sistema bastante accesible, hay algunos detalles que conviene tener claros desde el principio para evitar líos y organizarte mejor.

1. Habla con tu ayuntamiento lo antes posible

Cada municipio (kommune) se encarga de gestionar las plazas. Lo ideal es contactar pronto con la oficina local para informarte sobre los plazos, qué centros hay cerca y qué documentación necesitas.

No hace falta tener todo en regla para preguntar, pero sí necesitarás el CPR (número de registro danés) del niño para formalizar la matrícula.

2. Apúntate cuanto antes

Aunque el sistema busca que todos los niños tengan plaza antes del año, en algunas zonas con mucha demanda puede haber lista de espera. Por eso es mejor apuntarse pronto y estar abierto a varias opciones.

Normalmente puedes elegir varios centros por orden de preferencia.

3. Conoce bien cómo se trabaja en Dinamarca

La educación infantil en Dinamarca es muy distinta a la de España. Aquí no hay deberes, ni fichas, ni se enseña a leer o escribir desde pequeños. Todo gira en torno al juego, la autonomía y el bienestar emocional.

Al principio puede chocarte, pero la mayoría de los niños se adaptan rápido y disfrutan mucho.

4. Participa y mantén contacto con los educadores

En Dinamarca, las familias tienen un papel activo en la vida del centro. Habla con los educadores, pregunta lo que necesites y participa en las reuniones o actividades que organicen. La comunicación fluida entre casa y escuela es algo que valoran mucho.

5. Mira si puedes optar a ayudas

Hay ayudas públicas para pagar menos según lo que ganes o tu situación familiar. Si tienes más de un hijo o estás en paro, puedes acceder a descuentos importantes. A veces, las familias extranjeras no lo saben, así que conviene informarse bien.

Conclusión

Después de ver cómo funciona la educación infantil en Dinamarca, está claro que su forma de hacer las cosas no es casual. Es un modelo pensado para que los niños crezcan felices, seguros y con ganas de aprender. Y por eso es tan admirado en todo el mundo.

Un sistema que piensa primero en el niño

Lo que más destaca es que el niño está en el centro de todo. No se les mete prisa para aprender, no se les compara ni se les exige como si estuvieran en el cole. Se les cuida, se les respeta y se les deja tiempo para jugar, explorar y ser niños de verdad.

Beneficios que se notan a largo plazo

Según los estudios, los niños que pasan por este tipo de educación llegan a primaria con más seguridad, menos estrés y más ganas de aprender. Además, el acceso fácil y las ayudas económicas hacen que cualquier familia, tenga el dinero que tenga, pueda llevar a su hijo a un buen centro.

¿Se puede aplicar en otros países?

No todo se puede copiar al pie de la letra, porque cada país tiene su cultura y su realidad. Pero hay muchas cosas del modelo danés que sí se podrían adaptar: menos presión académica, más juego, más tiempo al aire libre, mejor formación para los educadores y una relación más cercana con las familias.

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